Lilypie Breastfeeding tickers

Primer mes



Vaya tela, ayer hizo un mes que conocimos a nuestro príncipe de mazapán (o niño del viento, como le llamamos nosotras).

Os contamos cómo fue su llegada...

El sábado 14 de mayo, de 37+5 semanas, era la fiesta de cumple de la tía Ester, y allá que nos fuimos... Nos pusimos tibias, la verdad, y ya con el cruasán relleno de nocilla tocamos el cielo, jaja. Hacía un par de semanas que comía como una descosida, y me imaginé que era el síntoma fisiológico inequívoco de que el cuerpo estaba almacenando energía porque la llegada de nuestro hijo no andaba lejos.

Esa misma noche, luna llena (según dicen y la verdad es que menudo caos de parturientas pudimos comprobar al llegar a la maternidad), bueno... ya de madrugada, a las 6:45 aproximadamente, rompimos la bolsa. Noté cómo salía flujo líquido de la vagina y me desperté con la sensación tonta de "uy, uy, uy"... pero esperé a ver si se repetía o no. En efecto, siguió saliendo un poquito más y me levanté para comprobar qué sucedía por aquellos bajos... y al incorporarme, zas... chorreó más líquido por las piernas. Le dije a Cris un tímido "cariño, creo que estoy rompiendo aguas" y ella, como si eso pasara cada día, para mi asombro, actuó con toda la naturalidad del mundo, pese a que a mí (¡a mí! no podía creerlo... yo que he impartido clases de preparación al nacimiento y he repasado una y mil veces los síntomas, los pasos, las sensaciones, etc.) me temblaban las piernas.

Fui al baño y comprobé que las aguas eran claras, y sí, lo deseable: líquido transparente y algo sanguinolento. Bien, pues en marcha. Poco a poco nos vestimos y cogimos las bolsas, ya preparadas desde tiempos inmemorables (somos así de previsoras, viene de serie). Recuerdo que Cris dio gracias (al cielo o id a saber a qué) porque era de día, ya que tiene ceguera nocturna y conducir hasta Beniarbeig de noche había sido nuestra mayor preocupación en los últimos meses. Bien, lo dicho, era de día, Gael había escuchado nuestras súplicas, como siempre... es un bendito.

Allá que nos fuimos a la marcheta, sin prisa pero sin pausa, yo con una toalla bajo el culete porque no paraba de seguir saliendo líquido poco a poco. Al principio imaginé que igual nos mandaban a casa, por si sólo había sido una fisura, ya que contracciones aún no sentía y tampoco me acababa de notar ni de preparto siquiera. Bueno, veríamos a ver. Llegamos al fin y esperamos a que viniera la matrona de guardia, que era Dana... Y allí llegó, así que nos acompañó al paritorio para hacernos preguntas y hacer un tacto, con toda la dulzura del mundo. Entramos en el paritorio "alargado" y pensé: bien, las ovulinas dijeron que ese era más tranquilo, jeje. Nos monitorizó y comprobó que todo estaba bien, tras encontrar al fin mi ficha casi extraviada. Nos mandó a desayunar porque comenzaba a haber algo de movimiento en cuanto a contracciones pero ni el cuello había empezado a borrarse aún, así que iba para laaargo (y tanto) y nos ofreció una dosis de pulsatilla (homeopatía). Desayunamos en la cafetería y nos cruzamos con Cari, la matrona que entraba de turno en breve y que estaría con nosotras muuuucho tiempo. Luego esperamos el ingreso (nos preguntaron de dónde veníamos y visto lo visto, aunque no es lejos, prefirieron hacer ingreso) y nos cruzamos con Pere en el hall. Recuerdo ese momento como un instante muy especial: por fin nos veíamos en el escenario del gran acontecimiento, y le musité un "cuánto me alegro de verte aquí, Pere" y él me acarició el rostro con un gesto paternalista a tope... Finalmente nos dieron habitación, la 202, y allí nos instalamos.

El día fue transcurriendo entre olas más o menos simétricas que nos recordaban dónde estábamos y, sobre todo, para qué dábamos esa bienvenida convertida ya en ritual a lasolas que nos traían a nuestro bebé... de la mano del viento.

Los monitores, que ya iban a ser siempre en el paritorio "redondo", salían perfectos y, de vez en cuando, parecía que nos sumergíamos por fin en el anhelado planeta parto que, finalmente, jamás llegamos a saborear con intensidad. Ya de cara a la noche de ese domingo que se tornaba infinito, Cari nos dijo que durante una cesárea en la que acababa de compartir quirófano con Pere, este le había preguntado por nosotros y, según le había contado ella, nos proponía una Buscapina y un Valium para poder descansar esa noche, ya que tras un tacto Cari comprobó que el asunto seguía igual y a Gael le quedaba un buen trecho para encajarse incluso... así que el día siguiente sería intenso...

Entonces me vine abajo, vi que pese a parecer, por lo rítmico de las contracciones (tanto que a veces Cris bromeaba con que el bebé iba a asomar en cualquier momento y se asomaba por si las moscas, jaja, yo creo que advertida por mis sonidos guturales...), que aquello avanzaba, no lo hacía y, además, me dio la sensación de que ni ella ni Pere confiaban demasiado en que mi cuerpo fuera capaz de parir a nuestro hijo, ya que además en los tactos, debido a mis respingos, me recordaban que "parir es abrirse". Me di una ducha calentita y llamé a la doulita de Castellón para desahogarme y bueno, al menos hizo que pudiéramos hablar con sinceridad con Cari, que nos animó un poquillo.

La noche fue bastante tranquila. Cari dormitaba a la puerta de la habitación (qué cielo, casi a los pies del lecho) y, de vez en cuando, entraba con el monitor a comprobar que todo seguía bien.

Al día siguiente amanecimos más descansados los tres, y nos dio un subidón cuando Pere, mediante un nuevo tacto (antes del cual Cari cruzó los dedos y me guiñó un ojo dándome ánimos), pudo comprobar que el cuello estaba borrado y teníamos 2-3 cm de dilatación. ¡Bien! Mi cuerpo parecía reaccionar. Tomamos otra dosis de pulsatilla y luego decidimos pasear y nos encontramos a Enrique, que al verme apoyada en uno de los muebles del vestidor mientras "saltaba una ola", me dijo que aquello parecía arrancar. Ojalá, pensé. Entonces entre llamadas de familiares y demás, nos distrajimos un poco y, de repente, vimos salir en coche a Cari... Oh, llorera entre hormonal y nostálgica.

Hacia el mediodía tocaba un nuevo tacto y... todo seguía igual, por mucho paseo, oscuridad y pelota de dilatación... Gael estaba altísimo aún. Entonces Pere nos invitó a ir a su despacho-consulta y yo ya me lo olí: cesàrea. En efecto, en una eco vimos que Gael, pobre, estaba alto y oblícuo a mi eje; le estaba costando encajarse de esa forma. Lloré y Cris puso palabras a mis lágrimas, tan elocuentes... "Pere, nos encantaría tener un parto natural pero ante todo queremos que el nene no sufra, así que nos ponemos en tus manos, confiamos en ti como si fueras nuestro padre". Y Pere, en su línea loca, rió. Imagino que para calmarme a mí. Inmediatamente añadió: "Con la mano en el corazón, yo creo que lo mejor es hacer una cesárea, pero os doy hasta las 8 de la noche porque los monitores salen perfectos". Y ya nos hicimos a la idea, viviendo las contracciones como el preàmbulo de la mirada de nuestro hijo... y recibiendo, calmados, la visita de la madre, hermana, cuñado y sobri... A las 6, nuevo monitor, goteros y vía por si acaso. Tacto de Pere a las 8 y ale, mini-rasurado que me hizo Cris y lectura, cumplimentación y firma de consentimientos. Cris se puso su bata verde, me quitó el colgante de Gianna y, tras 38 horas de la rotura de bolsa, pa' dentro.

En quirófano, que yo recuerde, estaba Dana, Pere y Enrique, la anestesista, el pediatra y... recuerdo a más personas, pero no muy nítidamente. Por supuesto, ahí estaba Cris abrazándome y, posteriormente, sujetándome un poco (no me ataron) por los botes que daba debido a los temblores de la epidural (el pinchazo ni lo noté, me pusieron anestesia local antes) y los nervios. Cuando oí "bisturí" me cagué viva y, a la vez, me entregué por completo porque sabía que en breve iba a vivir el momento más mágico...

Recuerdo la manipulación de mis entrañas... En serio, no esperaba sentirtanto forcejeo. Por supuesto, no era dolor, sino eso, manipulación y fuerza, una sensación extraña, pero al verbalizarlo por poco le da un pasmo a la anestesista, pobre, que por un momento temió que no me estuviera haciendo efecto la epi...

Al poco, Enrique, a mi izquierda (y Pere a la derecha), dijo: "bebé a bordo en dos minutos", y Cris, instintivamente, se levantó del taburete y se asomó sobre el panel protector... Lloramos y ahí estaba ÉL. Lo sacaron por la izquierda, como una ranita, y enseguida le vimos la carita, tan perfecta... Lloraba. Lo cogió el pediatra, le limpió un poco la mucosidad envuelto en una mantita térmica y de inmediato, en una toalla, me lo puso al pecho y se calmó. Apgar 10-10. ¡Qué sensación! ¡Qué olor! ¡Qué morenito y cuánto pelo! ¡Qué pestañones! Todos comentaban que menudo ligón iba a ser y claro, nosotras más anchas que ni sé.

Cris me ayudaba a sujetarlo y le dimos mil besos. El pobre salió con una especie de chchoncillo en la parte izquierda de la coronilla, prueba inquívoca de que se estaba encajando oblícuamente, y nos asustamos. Le preguntamos al pediatra y dijo que no era nada, que en un par de horas se le iría y así fue, incluso antes.

Gael nació a las 21:10 el mismo día que mi madre (el quedabien, le decimos de coña) para limar asperezas familiares, y tuvo un apgar 10-10 y cuando al rato lo pesó el pediatra, nos dijo que teníamos 3 kg de sabiduría innata :)

Mientras Dana y Pere me acababan de coser, Enrique salió fuera y protagonizó el acontecimiento esperado de la noche, jeje, según nos contaron más tarde. Y es que nuestro cuñado estaba ahí fuera, esperando a ver si le decían algo mientras la madre y hermana de Cris aguardaban con la nña ansiosas en la habitación, y al preguntarle a Enrique por mí, este va y le suelta: "la están cosiendo ya; tranquilo, que está todo bien, su amiga está con ella... po cierto, el niño tiene tus pestañas". Jajaja... Cris era la amiga, claro. Se ve que Pere, en su discreción, no le había mencionado en ningún momento que Cris era la otra mami.

Ya para salir, me pasaron a la cama con una camilla de esas duras y me pusieron a Gael al ladito, tan flamantes que íbamos los dos... Menuda sonrisa bobalicona tenía yo.

A la puerta del ascensor nos esperaban y sonreían :D

Dana enseguida me lo puso a la teta y, desde entonces y para siempre, estamos unidos por un hilo invisible pero inquebrantable. Qué locura...

Dana fue vigilando que todo estuviera bien y cada x horas venía a verlo, ya que al haber estado más de 24 horas con bolsa rota comprueban que el bebé esté bien durante ese primer día de vida. Le dimos la vitamina K oral esa misma noche y, la siguiente dosis, a los 7 días, ya fue en casa.

La recuperación lenta, ya se sabe. La cicatrización física está siendo buenísima y la emocional... va drenando poco a poco, y es que no se puede obviar el fugaz rompimiento eterno. Eso sí, somos conscientes de que nuestro hijo tuvo un recibimiento de lo más inesperado para nosotras pero completamente mágico y respetado... No podemos pedir más, los hijos siempre nos sorprenden y nos recuerdan, como indica K. Gibran, que no son nuestros, sino del mañana... simplemente somos sus vehículos y mentores, que no es poco.

La LME está yendo viento en popa, aún con su sabor a la miel con toques marroquíes. Los días famélicos de calostro pasan rápido, pese al cansancio y la preocupación, pero todo vale la pena.

La primera prueba del talón, la del hipotiroidismo, nos la hizo Gloria en Acuario, mientras Gael mamaba, y ni se inmutó. La segunda, la de la fenilcetonuria, la hizo Coni en la policlínica de Valencia y metimos la hojita en el buzón con un sello por si acaso. Esta vez lloró un poco pero con la teta se calmó enseguida. Bendito alimento. Bendito calor. Bendito consuelo...

El sábado 21 se le cayó el cordón a nuestro campeón. Oooohhhh...

Los resultados nos los mandaron a casa en unos 10 días y todo bien.

El registro, aquí en Benetússer, fue bien, no nos pusieron pegas... Después de llamar ellos mismos a Catarroja para consultar (éramos "el primer caso"), nos dijeron que no necesitábamos nada especial, sólo lo de siempre: certificados de empadronamiento nuestros, fotocopias de los DNI y la hoja amarilla del hospital.

Los 100 euros de madre trabajadora, ídem, facilísimo. Con una sola llamada a la Agencia Tributaria, listo.

La baja de "paternidad" (la única en nuestro caso, ya que sólo está en nómina Cris)... Resulta que la empresa te paga los 3 días de hospitalización y los otros 13 corren a cuenta de la SS, por lo que la nómina de ese mes vendrá algo más recortada por parte de la empresa, pero en unos 15 días te ingresa en INSS lo correspondiente a esos 13 días restantes, no sé si me explico. Por cierto, los papeles los da la empresa (o al menos en el caso de Cris, no sé si varía según empresa o convenio), los cumplimentas y los entregas en el INSS (calle Bailén en Valencia, junto a la Estación del Norte).

La SIP. Pues nada, sólo mostrar las nuestras en el centro de salud y ale, se le asigna pediatra (o eliges, pero a nosotras nos daba igual, porque de todas maneras de normal lo llevaremos a Mónica, de Acuario -que ya lo vio en la revisión de los 15 días, para la que hay que llevar la cartilla naranjita que te dan en el hospital... a nosotras nos la dio Nuria, la matrona que además de trabajar en Acuario también trabaja en el Hospital de Manises, que era nuestro plan B si se adelantaba el parto antes de la semana 35-, o a Maite, homeópata), y listo, en el momento te la dan.

Por lo demás, en cuanto a papeleos, nosotras vamos a hacerle el DNI al peque y nos piden, por si alguna se lo plantea y le puede servir de ayuda: certificado literal de nacimiento (se puede solicitar telemáticamente o en persona en el Registro Civil donde se le ha inscrito), certificado de empadronamiento (ah, eso, que también lo empadronamos... para lo que sólo tuve que acercarme al Ayuntamiento de aquí, mostrar mi DNI y listo), un par de fotos tipo carné y nuestros DNI.

En fin, así fueron las cosas y así es como las hemos vivido nosotros. Si habéis llegado hasta aquí,(mérido también para mí, que gran parte está escrito con una sola mano porque en la otra sostengo al tesorete més preciado), os merecéis una merienda... así que os invitamos a casa cuanto gustéis ;)

Abrazos puérperos y... nos vemos en la Pekefiesta :P

P.D. 1: Como dijo P. E., "yo es que como con los humanos no me aclaro, para estas cosas me fijo en los animales".

P.D. 2: Extraído de 'Guess How Much I Love You', una de nuestras lecturas matinales más deliciosas: "I love you right up to the moon... AND BACK."




7 comentarios:

Silvia y Eva. dijo...

hola preciosa sentimos por un lado que no haya sido parto natural pero veo que aun asi todo fue muy bien y como siempre en acuario no como en otros hospitales enseguida te pusieron a tu niño encima para mamar y disfrutar de él. Como vemos en la foto Gael esta guapisimo y nos morimos de ganas por conocerlo en persona asi que mañana por fin llega ese dia besos

Solete dijo...

Qué precioso está Gael y cuánto pasaste para traerlo al mundo, pero bueno, lo importante es que ya estáis los tres juntitos. Besitos ;)

Luce y Rosa dijo...

Que bello está Gael! Me ha emocionado mucho toda la travesía jeje y me ha dado mucha ilusión tambien!
Mil felicidades
luce

VANY Y ALINE dijo...

que precioso esta el niño. enhorabuena chicas y adisfrutar de vuestro regalito jejej

Núvol dijo...

Lo importate es que llegó bien, es una pena que no pudiera ser parto natural ... pero al final fué vuestro momento especial y no lo olvidareis.
Gracias por la información burocrática ; )

CRISA dijo...

ayyyyy q cosita!!!! enhorabuena wapas fue una pena no poder ir a la pequefiesta para poderlo conocer y daros la enhorabuena en persona, a ver si pronto lo conoemos.Es precioso!!!

Anónimo dijo...

GUAU, con el mazapán! está para comérselo. Gracias por compartir.

Amelia y Mersé.

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